La memoria se desvanece y el pasado no es más que un eco en el espacio que lo acogió. Hoy estos ecos se diluyen en un espacio cambiante, víctima de la salvaje e irreversible especulación inmobiliaria. La “Costa da Morte” está a la venta. Bajo la fachada de prosperidad económica, el fenómeno inmobiliario esconde la emigración, la falta de industrias, la desestructuración económica y la especulación perfilando un futuro en el que los pueblos se desarticulan y en donde se promueve un desprecio total al entorno, un entorno que en cierta medida es el que nos dice quiénes somos.