Lugo 10 - Cine Peplum

Peplum es un género fílmico que popularmente puede conceptualizarse como cine histórico de aventuras. Las películas están ambientadas en la Antigüedad, fundamentalmente grecoromana. También este género era reconocido como “de romanos”.

El término fue acuñado por la crítica francesa en los años 60, usando metonímicamente el nombre de una prenda de  vestuario muy frecuente en tales filmes, la llamada latinizadamente “peplum”, (del griego “πεπλο” -peplo-), especie de túnica sin mangas abrochada al hombro.

Las temáticas antiguas no eran novedad en el cine, como por ejemplo Cabiria o Intolerancia. Sin embargo, el género peplum propiamente tal aparece hacia 1958 con el film Hércules. En éste, el papel del forzudo recayó en Steve Reeves, un ex Míster Universo que se transformó en uno de los rostros más reconocibles del peplum.

El éxito del film Hércules y de su segunda parte llamada Hércules encadenado o Hércules y la Reina de Lidia (1959) llevó a la cinematografía italiana a montar una verdadera industria de peplum, que reciclará una y otra vez los mismos escenarios y vestuarios para filmar una seguidilla de películas de entretenimiento masivo. Del mismo modo, marcó una serie de pautas que el resto de producciones seguiría de una manera más o menos literal, llegando en ocasiones a ser una sucesión de tópicos que homogeneizan fuertemente el género, independientemente del héroe que las protagonizara o la historia que estuviera contando.

El hilo argumental se limita a ser el de un gobernante sin moral ni escrúpulos que tiene subyugada a la población y al que el héroe se ha de enfrentar. Generalmente, el héroe solitario llega a la población que está siendo sometida y tras comprobar las penurias de sus pobladores, se compromete a liberarles. El pérfido gobernante trata de acabar con él durante todo eldesarrollo del film, pero termina siendo asesinado por el protagonista, generalmente en la batalla culmen. En esta contienda final, el pueblo se ha rebelado contra su dictador y ayuda al héroe en su cometido. Las aventuras del héroe se tejen en torno a una trama de intrigas palaciegas urdidas por el villano. El héroe es de una bondad impoluta y el villano es de una maldad irredimible. No existe ningún tipo de aristas en la moral de ambos personajes.

El papel del héroe se reserva a culturistas sin más dotes interpretativas exigibles. Por el contrario, grandes actores han encarnado el papel de villano como Fernando Rey, John Drew Barrymore o Christopher Lee.

El héroe no precisa de nada que no sea su propia fuerza física para salir victorioso.

Los personajes femeninos se limitan al de la chica del bueno y la chica del malo. Como curiosidad, la mayoría de las veces es rubia la primera y morena la segunda. Algunas actrices que iniciarían su carrera en estos papeles son María Luisa Merlo, Raffaella Carrà o Jayne Mansfield.

Completa perversión de la realidad histórica o mitológica, que no es más que un pretexto en vez de un contexto. Escenarios y vestuario sin ninguna relación artística o histórica con la época que retratan. No es raro encontrar escenografías minoicas dando cobertura a guerreros griegos ataviados como legionarios romanos. Por otra parte, el vestuario de los protagonistas busca sencillamente el lucimiento carnal de los mismos, por lo que se recurre sistemáticamente a la mínima expresión en peplos, a minifaldas y transparencias. Generalmente incluyen una escena de lucha con animales, una escena de danza de bellas mujeres y una batalla multitudinaria.

El éxito en el extranjero de estos filmes se ve potenciado por la tendencia contemporánea hollywoodense a rodar grandes películas épicas para competir con la televisión por vía de incrementar la espectacularidad de los filmes; es la misma época de Doctor Zhivago, Lawrence de Arabia, El Cid, Genghis Khan, e incluso productos bastante cercanos al peplum, como es el caso de Ben-Hur, La túnica sagrada, Quo Vadis, Los diez mandamientos, Cleopatra, Espartaco, y La caída del Imperio Romano. Sin embargo, estas aproximaciones colosales al cine “de romanos” se distancian bastante del espíritu más simple de los filmes auténticamente peplum. La crítica estadounidense acuñará para estos últimos el irónico mote de muscle-man epic.

La excesiva reiteración de argumentos y la evidente pobreza de medios de los filmes peplum terminaron por extenderle la partida de defunción. Así, en 1964 se rueda la que se considera la última película de la hornada peplum, Combate de gigantes, de Giorgio Capitani, que reúne a los grandes héroes del género, Hércules, Sansón, Maciste y Ursus en un mismo filme.

Sin embargo, las películas “de romanos” de bajo presupuesto seguirían rodándose incluso hasta comienzos de la década de 1980. Aun así, la influencia del peplum en el cine popular ha sido bastante importante. Aunque el peplum fue sepultado por la aparición del spaghetti western, este nuevo género fílmico tomó varios elementos del peplum, incluyendo el protagonista errante que viaja de lugar en lugar, librando en cada pueblo una batalla contra la opresión. También es de destacar el éxito de las series de televisión Hércules: Sus viajes legendarios y Xena: la princesa guerrera en plenos noventas, series que en el fondo eran reediciones de las antiguas películas peplum, con efectos especiales modernos y tramas algo más remozadas.

En el año 2000, el director Ridley Scott volvió a la gloria, después de años de oscuridad, con su película Gladiator. En  esencia, el argumento está calcado de La caída del Imperio Romano, y en espíritu, es en realidad un peplum de alto  presupuesto. El éxito de este filme, y de El Señor de los Anillos, que pese a no ser un peplum sino fantasía heroica, está  realizado con similares efectos especiales por computadoras que requeriría un filme peplum real, reavivó el interés de los grandes estudios por el género. De este modo se rodaron Troya (2004) de Wolfgang Petersen, Alejandro Magno (2004), de Oliver Stone, y la serie de televisión Roma, de HBO.

Estas realizaciones son en muchos aspectos una revisión del cine peplum, pero no comparten su esencia de ser producciones de bajo presupuesto, casi artesanales en muchos casos, y con historias sin un gran desarrollo.

En el año 2009, el director Alejandro Amenábar estrena la película Ágora, ambientada en la ciudad egipcia de Alejandría a finales del siglo IV y principios del V. En esos momentos la ciudad grecorromana vive la expansión del cristianismo que sepultará los últimos restos de una civilización en declive personificada por la figura de Hipatia. Igualmente las nuevas versiones del cine en 3D, proliferan últimamente en nuestras pantallas.

Con motivo de la conmemoración del décimo aniversario de la Muralla Romana de Lugo como Patrimonio Mundial, la Semana Internacional de Cine de Autor se une con un ciclo de películas peplum, para celebrar dicho aniversario.

(M.C.F.)