Diez personajes, diez historias, diez monólogos. Julia le pide a Ramiro que la perdone por haberlo traicionado y así poder comenzar una nueva vida con la conciencia tranquila. Ramiro trabaja como taxista. Vive resentido y furioso consigo mismo. Recoge a Natalia y en su mente nace el deseo de violarla. Natalia, una joven que ha venido hace poco de Lima a Arequipa, recibe una grave noticia. Por teléfono, intenta reconciliarse con su madre y rompe su relación con Vicente, un ludópata que acaba de perder su empleo. Tras la llamada de Natalia, Vicente pasa todo el día en el hipódromo y en un casino hasta quedarse sin dinero. Desesperado, busca a su amigo Gino, un narcotraficante de poca monta que quiere expandir su negocio al extranjero. Gino guarda las drogas que vende en el hotel donde vive doña Clarita, una anciana alcohólica abandonada por sus parientes y encerrada en sus recuerdos. Artemio, el conserje del hotel, la cuida pues vive enamorado de ella desde que se conocieron cuando niños en la hacienda del padre de doña Clarita. Artemio va una vez por semana a mantener el jardín de Patricio, un próspero ingeniero. Pero Patricio no le permite a Artemio entrar a su residencia, pues está torturando en el garaje a un sujeto que intentó secuestrar a sus hijos la noche anterior. Patricio llama a Susana, su asistente, para que se tome el día. Susana, una madre de familia cariñosa y algo acomplejada, se da cuenta de que no sabe qué hacer con su tiempo libre. Tomás, su esposo, es un hombre que aparenta tener una gran seguridad en sí mismo; pero al recibir un mensaje antes de salir a trabajar, desvía su camino hacia el departamento de Julia, su amante. Allí los descubrirá Ramiro.