Consiguió la Espiga de Plata y el Premio del Público en la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Pérez es chofer de una línea de ómnibus. Siempre un mismo recorrido. Un día va, al otro día vuelve. De cuarenta años, sin amigos, de aspecto pulcro, tímido, serio, algo torpe. Casi no habla, por eso le dicen “el mudo”. En su viaje diario pasa por varios pueblitos donde día a día repite los mismos movimientos, saluda de la misma manera, se sienta en el mismo lugar y come lo mismo. Sólo en uno de esos paradores hay algo que lo trastoca y conmueve. Aunque nadie lo sabe y jamás se atrevería a confesarlo, allí vive. Romina es la maestra del pueblo. Su simpleza esconde a una mujer atractiva y misteriosa. Vive en una casa rodante. Sólo los que conocen su pasado saben porqué nunca se la vio con un hombre. Le cuesta relacionarse. Los niños, sus alumnos, parecen ser su único contacto con la tierra. Sólo la detención del ómnibus que pasa una vez al día por el pueblo llama su atención. Una orden del Ministerio de Educación le obliga a hacerse un análisis. Como ella no puede viajar le pide a Pérez que le lleve. Pérez viaja ensimismado por ese frasco, pero en un descuido, se le cae y se rompe. No puede creer su torpeza, necesita quedar bien con Romina y se le ocurre una absurda solución.
Es la décima película dirigida por Alberto Lecchi (Buenos Aires, Argentina, 1954), que en sus inicios como asistente de dirección realizó más de 40 películas junto a reconocidos directores. Su filmografía se completa con Perdido por perdido (1993), El dedo en la llaga (1996), Secretos compartidos (1997), Operación Fangio (1999), Nueces para el amor (2000), Apariencias (2000), Déjala correr (2001), El juego de Arcibel (2003) y Una estrella y dos cafés (2006).