Matías es un juez de línea tan honrado que se hace merecedor de un linchamiento por pitar un penalti en un partido, haciendo que el equipo español sea eliminado del Mundial de Fútbol. La única posibilidad de escape que tiene Matías es San Amancio, un pequeño pueblo de la costa gallega cuyos habitantes se dedican en exclusiva al contrabando del "Licor de Santo".