Esperanza aguarda a que la mar le devuelva a su marido. Aferrada a una vieja red de pesca intenta evitar que se desvanezcan los recuerdos pero su nieto Fabián se dedica a romperlos rasgando la red jugando al fútbol. Anclada en el ayer, Esperanza deberá dejar partir el barco de su memoria para poder vivir el mañana.